RACISMO Y EXCLUSIÓN SOCIAL

El racismo es otro de los factores que ocasiona la exclusión social, donde el origen de la etnia, el color de la piel, o , las características morfológicas de cada persona ocasiona en nuestra sociedad una discriminación difícil de entender en estos llamados “tiempos modernos”, debido a que minúsculos grupos de poder  consideran que grupos “diferentes” (por lengua, raza, religión, costumbres, educación, etc.) no deben contar con las mismas oportunidades con que cuenta el resto de la sociedad, representando una amenaza para su existencia.
Y esto se da a pesar de que las sociedades están formadas por distintos grupos sociales, que poseen una característica común y cuyos integrantes reciben un tratamiento singular, por encima de sus características individuales, pero como al mismo tiempo, existen también grupos de poder que imponen sus reglas de convivencia, al creerse superiores a los demás grupos sociales, con el mismo criterio que para los discapacitados, es decir, la diferencia entre lo normal y lo “anormal”, discriminan y excluyen socialmente a todos aquellos que tengan características morfológicas diferentes a las de su grupo de poder.
Estos grupos excluidos socialmente presentan también menos oportunidades laborales, desiguales oportunidades de progreso, con lo que se les condena a la pobreza o a sufrir menoscabo en su trato con los demás.

CAUSAS DEL INCREMENTO DEL RACISMO
El racismo parece estar relacionado con la modernidad, la cual ha traído la globalización de la economía, una apertura cultural, construcción de identidades nacionales, etc.; pero también ha traído una intolerancia hacia las diferencias étnicas existentes, haciendo imposible la comunión con los no oriundos de una determinada región o país, diferente del racismo clásico, en la cual se acepta la presencia del “diferente” siempre y cuando conserve su inferioridad, y pueda ser sometido a la sobreexplotación y marginación social.
CONSECUENCIAS DEL RACISMO
El racismo ha ocasionado que grupos sociales numerosos como los afro descendientes no tengan opciones para una mejor educación y a mejores oportunidades laborales, teniendo que enfrentar la exclusión y la discriminación social, al no ser sujetos activos de las democracias.
Debemos tener presente que el bienestar se relaciona con aspectos físicos, psíquicos y sociales, poseyendo una proyección al futuro, puesto que surge del balance entre las expectativas y los logros en áreas como el trabajo, salud, familia, relaciones interpersonales, etc.

EXCLUSIÓN SOCIAL, DISCAPACIDAD Y RACISMO

La exclusión social es entendida como un proceso de desintegración social que trae consigo un rompimiento progresivo de las relaciones entre el individuo y la sociedad, motivadas por razones como la discapacidad, el racismo, la pobreza , o enfermedades infectocontagiosas mortales como el VIH/SIDA. Esta exclusión social afecta a las personas no sólo en el nivel y calidad de vida, sino también en el aspecto psicológico, pues ocasiona que  sientan que no pertenecen a la sociedad, que es la sociedad la que no les permite ingresar, implicando un sentimiento de marginación, con una clara disminución de la autoestima de estos individuos, que en muchos casos no tienen la culpa de sufrir enfermedades discapacitantes o haber nacido con otro color de piel u otras características que motivan el desprecio en la sociedad a la cual deberían pertenecer.

“Opotow, distingue dos tipos de exclusión: una forma sutil, donde no hay un ataque directo, pero se establecen condiciones que pueden exponer a la muerte real o política a las personas excluidas, y una forma severa, en la cual se llevan a cabo actitudes de violencia, como la represión política, esclavitud, genocidios, etc."




 LA EXCLUSIÓN SOCIAL EN LOS DISCAPACITADOS
La discapacidad, es entendida como una limitación. Tiene un gran efecto en la interacción individuo – sociedad, existiendo implicaciones en el aspecto social, de salud y de derechos humanos. Con respecto al aspecto social, esta discriminación o marginalidad del individuo se presenta sobre todo en el empleo, donde los incapacitados son rechazados o se les da empleos con remuneraciones por debajo de lo normal, lo que origina que el discapacitado no tenga opción a tener un ingreso decente; con respecto al aspecto de salud, sólo pueden acceder en la mayoría de los casos a la seguridad social, y sufren muchas veces de maltrato o no son atendidos por especialistas y, por último, en cuanto se refiere al aspecto de derechos humanos, a pesar de lo expresado en la Constitución Política, en diversas leyes y estatutos internacionales, los discapacitados siguen siendo objeto discriminación, violando sus derechos a ser tratados igual que los demás y a tener las mismas oportunidades para conseguir sus logros y bienestar personal.
La exclusión social que sufren los discapacitados no los afecta sólo en la falta de oportunidades, de inserción laboral, de accesibilidad a transporte, a poseer bienes, a su acceso a prestaciones sociales, sino que también se les niega el derecho a su autodeterminación, es decir, la elección de su forma de vida, de tener sus propias ideas, sus propios valores y su propia forma de comportamiento.
A través de la historia, las diferentes sociedades se han encargado de distinguir entre lo normal y lo “anormal”.